La mayoría de las empresas considera que la futura evolución del sistema público de pensiones hará necesario recurrir a sistemas privados de ahorro, que complementen las prestaciones públicas, para poder jubilarse con un nivel de ingresos digno. Precisamente, por este motivo se ha incrementado el número de compañías que ofrecen planes colectivos de pensiones a sus trabajadores y trabajadoras.
Al contrario de lo que se había pensado, estos productos de previsión privada no están reservados únicamente a las grandes corporaciones. Es decir, las pequeñas y medianas empresas-que forman mayoritariamente el tejido español-, también pueden ofrecerles, gracias a determinados incentivos fiscales. Por ejemplo, las aportaciones a estos planes de promoción conjunta que se hagan a los empleados se pueden desgravar en el Impuesto de Sociedades, es decir, reducen la base imponible de esta tasa, con el límite de 8.000 euros anuales.
Sin duda, estos instrumentos de ahorro a largo plazo protegen a los trabajadores en el momento de la jubilación; pues, permiten completar las prestaciones para que los empleados se beneficien de un ahorro fiscal desde la primera aportación. Además, tanto las aportaciones empresariales como las propias desgravan en la declaración de la renta.
Respecto a las aportaciones, los trabajadores las pueden realizar a partir de un descuento pactado en la nómina; la empresa, de forma voluntaria y contándose como retribución en especies; o ambas opciones, lo que multiplica la cantidad ahorrada en estos planes.
Otra de las ventajas de estas prestaciones a nivel empresarial es que consiguen retener y fidelizar a los trabajadores. Sin duda, se trata de un beneficio social, bien valorado por los empleados y esto suele traducir en una mayor implicación con la empresa.
Los diferentes tipos de planes colectivos de pensiones
Por otra parte, hay que señalar que la adhesión al plan de pensiones no es obligatoria. Además, una vez constituidos los planes de pensiones de empleo, el trabajador puede unirse en cualquier momento, siempre que cumpla los requisitos exigidos por la normativa y por la propia prestación. En cuanto a las modalidades de estos productos de previsión, básicamente son tres: de prestación definida, aportación definida y los llamados, mixtos.
En el primer caso, se determina la cuantía que recibirá el beneficiario. En cuanto a la aportación definida, se fijan tanto las contribuciones que realizarán las empresas como los trabajadores.
En cuanto a los mixtos, se define la cuantía de las aportaciones y se garantiza la obtención de un tipo de interés mínimo. Esta tasa va a la capitalización de las aportaciones realizadas.
En definitiva, teniendo en cuenta la actual coyuntura social y económica; así como, la insostenibilidad del actual sistema público, ahorrar para la jubilación cada vez es más necesario y en este sentido, los planes de pensiones son la mejor herramienta para hacerlo.