Aunque muchas personas planifican su economía y su futuro a través del ahorro o las inversiones, a menudo dejan de lado una pieza clave: el seguro de vida. Actualmente, solo el 42 % de los ciudadanos españoles tienen contratada una póliza de vida, mientras que más de la mitad no dispone de ningún tipo de protección frente a imprevistos que puedan afectar a su estabilidad económica.

Pensemos en una persona que sostiene económicamente a su familia. Si, inesperadamente, dejara de poder generar ingresos, sin un seguro de vida adecuado, la familia podría verse en una situación muy complicada: hipoteca por pagar, gastos cotidianos, estudios, proyectos de futuro interrumpidos… En cambio, con una póliza de vida adaptada a sus necesidades, se garantiza que haya un capital disponible para mantener la estabilidad y seguir adelante incluso en los momentos más difíciles.

Coberturas básicas de un seguro de vida

El seguro de vida puede diseñarse según las necesidades de cada persona, pero habitualmente incluye garantías básicas como la cobertura por fallecimiento, que asegura un capital a los beneficiarios; la cobertura por invalidez permanente y absoluta, que protege económicamente en caso de que la persona asegurada no pueda continuar trabajando; y la cobertura por enfermedad grave, que permite adelantar parte o la totalidad del capital para afrontar gastos médicos o adaptar la vida a la nueva situación. También existen garantías opcionales, como el doble o triple capital en caso de accidente, especialmente útiles ante siniestros repentinos y graves.

Planificar no es un lujo, es una responsabilidad con el futuro

Contratar un seguro de vida es una decisión que refleja previsión y responsabilidad hacia las personas que más quieres. No es solo un gasto, sino una manera de garantizar que, a pesar de las adversidades, los proyectos personales y familiares puedan continuar sin quedar interrumpidos.